lunes, 13 de abril de 2015


Una gotita de agua.

Érase una vez una pequeña gotita de agua que había nacido en una gran nube llena de gotas de agua. La gota de agua había venido al mundo solita, pero desde luego que se quedó muy sorprendida al ver la cantidad de gotas de agua que había en esa nube. Había gotas gordas, flacas, altas, bajitas…etc.

Un día la pequeña gota decidió dar un paseo por aquellas nubes blancas y descubrir un poco el mundo en el que había nacido. Se encontró con varias gotas de agua que le fueron contando muchas historias sobre el mundo en el que se encontraba. Somos miles y miles de gotas de agua en las nubes decía la más regordeta. Pero no solo estamos las gotas de agua, sino que también hay copos de nieve, pequeñas bolitas de granizo e incluso alguna vez te encontrarás con un trueno! Le contaba la gota delgadita. La pequeña gotita sintió muchas ganas de ver y conocer a esas cosas tan extrañas que le contaban pero lo que más le llamó la atención fue lo que le contó la gota más alta que había visto. Esta gota le contó que cuando hay tormentas, las gotas de agua que han encontrado a su pareja se dan la mano y caen juntas del cielo hasta la tierra.

 La tierra??? Se preguntaba la pequeña gotita. Sí dijo la gota alta. La tierra se encuentra justo debajo de nosotras y cuando caemos en ella solemos dar vida y alimento a las plantas o simplemente dejamos nuestra huella en la tierra. A veces la gente se pone triste cuando llegamos porque mojamos y no les gusta, pero saben que estamos alimentando la vida de la tierra y eso es muy importante.

La pequeña gotita enseguida tuvo la necesidad de bajar y alimentar esa tierra y dejar su huella como le habían contado pero…que es eso de la pareja?. Enseguida la gota regordeta la sacó de dudas. Las gotas somos diferentes pero siempre va a haber una que sea idéntica a ti, es decir, hay una sola gota en toda esta nube que será igual que tu. Cuando la encuentres os daréis la mano y bajareis a la tierra para permanecer siempre juntas.

La pequeña gotita enseguida se puso a buscar a su pareja, pero pasaron los días y no encontraba nada de nada…. Todas sus amigas ya la habían encontrado y en cuanto venía una pequeña tormenta saltaban juntas a la tierra. La gota a cada día que pasaba se ponía más triste, y más triste…hasta que un día el resto de las gotas empezaron a burlarse de ella porque no encontraba a su pareja. Harta de escuchar las burlas de los demás la pequeña gota decidió huir y buscarla en otras nubes diferentes.

Las otras nubes eran muy diferentes a la suya… eran negras y frías y en ellas se encontraban pequeñas bolitas de granizo que lo único que querían era que esa gota se fuese de su nube. Habían otras un poco más claritas pero muy muy frías en donde se encontraban los copos de nieve que por lo menos dejaban que la pequeña gota se quedase con ellas hasta que encontrara lo que estaba buscando. Un día llegó una tormenta muy muy fuerte que con el viento hacía que la gota tambalease y la pobre gota asustada luchaba con todas sus fuerzas por no caerse sola a la tierra. Al pasar la tormenta la gota calló rendida encima de esa esponjosa nube que tanto la había hecho sufrir en la tormenta hasta que de repente escucha unos pequeños sollozos. La gotita no sabe de donde venían y enseguida se puso a buscar para consolar a aquello que estaba llorando amargamente.  De repente a lo lejos observa a otra pequeña gota sentada al borde de la nube. Lentamente se acerca a esa gotita y cuando ésta se da la vuelta, la pequeña gotita da un brinco y se frota los ojos porque no puede creer lo que está viendo!! Delante suya está la gota más hermosa que ha podido existir en el cielo. Enseguida la otra gota le devuelve una sonrisa radiante y resulta que ambas eran iguales!!

Ambas gotas se envuelven en un cálido abrazo y se cuentan las aventuras que habían pasado por intentar encontrase. Donde estabas??? Le pregunta una gota a la otra. Estaba buscándote! Le responde la otra. La pequeña gotita le confiesa que había huido de su nube ya que al no encontrarla estaba recibiendo burlas de los demás y decidió buscarla fuera y resulta que la otra gota había hecho exactamente lo mismo.

Ambas decidieron volver a su nube para poder recibir a la siguiente tormenta y por fin caer juntas a la tierra.

Pasaron unos días en los cuales las dos pequeñas gotitas vivieron muy felices en aquella esponjosa nube hasta que un día se acercó una tormenta. Ambas gotitas se asomaron a la nube desde donde podían ver esa ansiada tierra y con un pequeño soplo de viento, ambas se dieron la mano, se miraron fijamente a los ojos y con un pequeño salto cayeron a dejar su huella en la tierra.